El umbral del IVA es un límite de facturación fijado por cada país europeo, a partir del cual las empresas deben registrarse a efectos del IVA y repercutirlo en sus ventas. Las pequeñas empresas con un volumen de negocio inferior al umbral no están obligadas a aplicar el IVA, lo que puede beneficiar su competitividad. En Alemania, este límite está fijado en 22.000 euros de facturación.